POR QUIENES LLORAN LOS PINARES SERRANOS

El día 13 de abril de 2012, se presenta en Canicosa la novela "Por quiénes lloran los pinares serranos". Su autora, María Gabriela Azaña, nace en Buenos Aires en 1973, descendiente de Canicosa. Es profesora de Inglés. Universidad de Buenos Aires.

- Buenas tardes, a todos:

Agradezco mucho esta bienvenida, esta oportunidad que me ha dado aquí el alcalde, Ramiro Ibáñez, y todos los que hicieron posible este sueño que hoy se concreta. Si me permiten, voy a leer un pequeño discurso que preparé para esta ocasión:

"Excmo. Ayuntamiento de Canicosa de la Sierra Excmo. Alcalde de Canicosa de la Sierra -- Ramiro Ibáñez Excmos. Alcaldes y ex alcaldes de la Comarca Pinariega de Burgos Vecinos de Canicosa de la Sierra y demás pueblos de la Comarca Pinariega de Burgos A todos aquí presentes que comparten conmigo este sueño hecho realidad.

Muchos escritores célebres se han referido al arte de escribir. Miguel de Cervantes Saavedra afirmó que La pluma es la lengua del alma. Francisco Umbral definió la escritura como la manera más profunda de leer la vida y Voltaire entendió la escritura como la pintura de la voz. Según el novelista estadounidense Paul Auster, Necesitamos desesperadamente que nos cuenten historias porque nos ayudan a organizar la realidad e iluminan el caos de nuestras vidas.

Lo cierto es que cuando un escritor planea escribir una novela de ficción, se dispone a iniciar un largo y enigmático viaje de desconocidas e imprevisibles dimensiones. Viaje que requiere un incalculable número de palabras, pues como bien dijo Samuel Beckett –dramaturgo y novelista irlandés- Las palabras son todo lo que tenemos.

Por quienes lloran los pinares serranos se convirtió en proyecto a principio de 2010, como resultado de mi intenso deseo de buscar mis raíces europeas, de volver a mis orígenes, de aferrarme a los vivos recuerdos que conservo de mi abuela paterna Casilda Ureta de Pedro. Recuerdos de mi infancia feliz a la que tantos gratos momentos supo brindar esta abuela española, burgalesa, con sus alegres ocurrencias, su buen sentido del humor, sus canciones serranas y sus nostálgicos relatos sobre su Canicosa natal, aquella que dejó junto a sus padres y hermanos en 1925, a los dieciséis años de edad, para emigrar a Argentina.

Nunca renunció a su ciudadanía española ni al anhelo de regresar a su tierra. Tierra que me dio la posibilidad de tratar a su gente bondadosa y de conocer, aún más, su fascinante cultura milenaria. Con cada libro que he leído y con cada entrevista que he realizado, reuní documentos fidedignos para esta, mi segunda novela.

Mi proyecto inicial contó con el sostenido apoyo del Centro Burgalés en Buenos Aires. Su Presidenta, Julia Hernando, me contactó con la Excma. Diputación Provincial de Burgos y con el Excmo. Alcalde de Canicosa de la Sierra, Ramiro Ibáñez, quienes, no sólo hicieron posible mi primer viaje a los pueblos de la Comarca Pinariega sino que también enriquecieron mi iniciativa dándole un giro que yo atesoro como un obsequio invaluable: Me refiero al encuentro con mis familiares más cercanos, que me recibieron con entusiasmo y me demostraron que existe un presente que cambia nuestro rumbo. De manera que, al conjunto de emociones que habían impulsado la primera fase de mi proyecto de escritura, se sumó el desafío de comenzar a compartir parte de mi vida con mis primos y sus hijos.

El camino de la investigación y de la confrontación de fuentes, por el que transité durante dos fructíferos años, fue difícil, como también la etapa de revisión y corrección en la que trabajé junto al equipo de la Imprenta de la Diputación, a quienes les agradezco sus valiosas y acertadas observaciones. El esfuerzo fue grande, sí, pero escribir Por quienes lloran los pinares serranos me colmó de satisfacción.

Un soleado martes de septiembre de 2010, recorrí, por primera vez, el pueblo de Canicosa de la Sierra. El paisaje me cautivó de inmediato. Cuando contemplé el pino roble, supe que este árbol, único, sería un referente central en esta historia costumbrista, que evoca cuatro siglos de sucesos que se entrelazan con los hechos transcurridos entre 1920 y 1922, época en la que se desarrolla la trama argumental.

Y digo que el Pino-roble –capricho de la naturaleza-- se convirtió en un referente central en mi novela porque este roble que el pino partió en dos es un fiel reflejo de la dura vida del serrano a lo largo de los siglos. Ambos árboles coexisten en un ecosistema que se reverencia frente a ellos por su singularidad y nos enseñan que es posible convivir en la diversidad. Y así, continuarán, como el serrano, aferrándose a la vida.

El proceso mágico de la imaginación y el estudio de material bibliográfico y audiovisual –que combina historia y leyenda-- me llevaron a moldear los personajes, quienes --con el correr de los capítulos--, lograron crecer y cobrar vida propia, alentándome a compartir sus vivencias, dichas y pesares. Fervientes partidarios de que el amor no se acalle y de que la pasión defienda, a viva voz, la sangre que la impulsa. Plasmadas en papel, entonces, están las cualidades y la voluntad de seguir adelante de cada uno de los protagonistas.

Voluntad que siempre me caracterizó como persona. Voluntad de todos aquellos que confiaron en mí e hicieron posible que hoy tenga la oportunidad de presentar Por quienes lloran los pinares serranos, obra que me enorgullece. El dramaturgo español Jacinto Benavente solía decir que Algunos escritores aumentan el número de lectores; otros sólo aumentan el número de libros. Espero hallarme dentro del primer grupo de escritores y que mi obra ocupe un pequeño lugar en el corazón de mis lectores."

Muchas gracias.

 

Gabriela Azaña

gabrielaazana@gmail.com



"Esto es lo que tenemos, y no sé si lo valoraremos o no, pero ver cómo la gente tira de sus raíces, la tradición y el valor que se les ha trasmitido de padres a hijos, es algo que lo aprendes cuando ves este tipo de actos." (Ramiro Ibáñez, 13-IV-2012).


La vida y la muerte, como hechos del día a día en un micromundo a veces hostil. La existencia, la subsistencia y el destino formando parte de la frágil memoria. El amor, la familia y el trabajo como razones más que suficientes para seguir viviendo. Las voces serenas del pasado dando luz y sentido a un presente, quizás inconsecuente. Verdes, ocres, azules y grises pintando un decorado a las aves, las bestias, el ganado y las personas, que completan una escena melancólica y sublime.

Es la mirada sensible a nuestra tierra de una argentina de Canicosa, o de una canicosa de Argentina.

S.S.



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