Diez planes para cualquier fin de semana en la Sierra de la Demanda, en el sureste de la provincia de Burgos
Alicia Aragón
ABC VIAJAR 15/01/20015
Necrópolis del Alto Arlanza
Fotos: A. Aragón
En la cara sur de sus picos nevados, la majestuosa Sierra de la Demanda es la guardiana de innumerables secretos. Estos paisajes están dedicados al viajero que gusta de caminar y de perderse en un frondoso bosque de pinos, que disfruta compartiendo un delicioso ajo arriero con los amables carreteros y que se detiene una y otra vez para inmortalizar las últimas setas de la temporada.
La riqueza turística de esta comarca burgalesa es variopinta y sorprendente. Tan pronto te hace viajar a la Edad Media o incluso a la época glaciar como te prepara un recorrido por un templo arquitectónico reciente que rinde homenaje a su actividad forestal o por unos yacimientos que otrora fueron territorio de dinosaurios. Una extensión para desconectar porque las prisas ni están ni se las espera.
NECRÓPOLIS DEL ALTO ARLANZA
Entre la espesura de pinos y robles de la zona se esconden joyas arqueológicas que muestran cómo interpretaban nuestros antepasados la muerte. Antiguos asentamientos rurales dejaron como huella de su paso sepulturas exentas talladas en piedra. Antropomorfas en su mayoría, estos conjuntos de tumbas altomedievales cercanos a las iglesias miran hacia poniente con el fin de que sus habitantes estén preparados para levantarse al toque de la séptima trompeta.
Datadas entre los siglos IX y XI, el expolio posterior no logró borrar del todo necrópolis dignas de un vistazo tranquilo como la de Revenga, con 133 tumbas, o la de Cuyacabras, con 166, ambas en Quintanar de la Sierra. En las inmediaciones de este municipio, también se hallan otros testigos mudos de la historia como el monasterio ruprestre de La Cerca o el eremitorio de Cueva Andrés. Otros puntos de interés son Palacios de la Sierra y Castrillo de la Reina.
2. Casa de la Madera
En pleno Comunero de Revenga, donde los municipios serranos de Canicosa, Quintanar y Regumiel comparten juridicción, se erige un singular edificio de 1.340 metros cuadrados. Esta construcción en la ladera es un ejemplo de integración con el paisaje. Apoyado en una base sólida de piedra, cuenta con espacios expositivos en cajas ciegas fruto de cambras de madera, el verdadero elemento protagonista.
De marcado carácter multidisciplinar, su imponente perfil es obra de los arquitectos Ignacio Sáiz y Santiago Escribano, que plasmaron en él toda la sabiduría de la bioconstrucción. En continuo diálogo con el bosque, este refugio da la bienvenida al visitante de estos parajes. Un referente divulgativo que desde junio de 2008 pone en valor el entorno, acoge diversas asociaciones locales y sirve de espacio para talleres o actividades deportivas.
3. Tierra de Dinosaurios
Dinosaurio en Regumiel
A un paso de las últimas casas de Regumiel de la Sierra hay dos cercados que encierran el autógrafo de unos vetustos pobladores extintos. Nueve rastros de dinosaurios con un total de 45 icnitas desafían al público a afinar su sentido de la vista y así reproducir el tránsito de estos colosales animales. No obstante, estas huellas del Jurásico Superior son solo la punta del iceberg en lo que a vestigios de este tipo se refiere.
Recientes excavaciones en el yacimiento de Las Sereas, en Quintanilla de las Viñas, sacaron a la luz el rastro de un saurópodo. El paseo fosilizado tiene una longitud de 17 metros y está formado por 45 huellas únicas en el mundo. Este y otros trabajos están a disposición del visitante en el Museo de los Dinosaurios de Salas de los Infantes, un recinto con colecciones sorprendentes que ya se ha quedado pequeño, dada la actividad paleontológica de la zona.
4. Lagunas glaciares de Neila
Lagunas Altas
La última glaciación cuaternaria marca el origen de un conjunto sembrado de circos y lagunas. Gracias a una red de caminos bien señalizada es posible admirar la belleza de estos parajes. Es recomendable que, antes de iniciar cualquier ruta, se pase por la Casa del Parque, ubicada en la Iglesia de San Miguel, en Neila, donde se recopilará toda la información necesaria para un día ideal de senderismo o cicloturismo.
El parque de las Lagunas Altas se localiza a los pies de de La Campiña (2.049 m). Las más importantes son la Larga, la Negra y la de las Cascadas. Cerca de ellas hay otras algo menores: la laguna Corta, Brava, la de Pardillas y la de los Patos. Más cerca de los Picos de Urbión encontramos las lagunas de Muñalba y La Oruga, a las que se accede por el puerto del Collado. A la izquierda de las Lagunas Altas está de La Tejera, la única que vierte sus aguas al Duero.
5. El Pino-Roble
PinoRoble, Canicosa
Muy cerca de Canicosa de la Sierra, el término conocido como El Piquillo regala al visitante un ejemplar único. Como si de una broma de la naturaleza se tratara, un piñón germinó en el corazón de un roble, lo que provocó que un pino albar se abriera paso a través de su corteza. Este dos por uno emblemático cuenta con los 15 m del pino, que ronda los 150 años y los 12,5 m del roble, que suma ya más de 300.
Aunque a día de hoy el inquilino está afectado por un hongo y la rotura del roble cada vez lo desgasta más, la supervivencia de ambas especies todavía no está definitvamente amenazada. Los ingenieros de la zona se están encargado de preservar la armónica convivencia de este particular dúo. Una simbiosis natural que perdura para regocijo de la comunidad botánica y tortura de los incrédulos.
6. Árboles Fósiles
Arbol fósil, Hacinas
Los árboles fósiles expuestos en las calles de la localidad de Hacinas son otro de los reclamos de interés geológico que pueblan la Sierra de la Demanda. Para entender su historia hay que remontarse la friolera de 130 millones de años, a los extensos bosques de coníferas que arraigaban en la zona subtropical durante el Cretácico Inferior. El mejor sitio donde aprender más de estos ejemplares es el centro de visitantes del árbol fósil de Hacinas.
Otros lugares donde admirarlos son Castrillo de la Reina, Salas de los Infantes o Cabezón de la Sierra. No obstante, antes de abandonar Hacinas, hay que darse el gusto de subir a las antiguas ruinas del castillo, cerca de la cueva de los Moros, desde donde la vista de los tejados de las casas pinariegas descubrirá uno de los elementos arquitectónicos más significativos de estos pueblos serranos: las chimeneas encestadas.
7. Nacimiento del río Arlanza
Fuente Sanza, Quintanar
El inicio de los 160 km que recorre este afluente del Pisuerga está en la Sierra de Neila. El paraje que lo rodea es conocido como Fuente Sanza y se encuentra muy cerca de Quintanar de la Sierra. Tras la presilla, se observa cómo brota el río y cómo su primer tramo está plagado de berros y pamplinas. En su recorrido, este río dejará su impronta en municipios como Castrovido, Covarrubias y Lerma, entre otros.
Durante los meses en los que las temperaturas son agradables, supone un marco perfecto para pasar un día campestre en familia. La llanura en la que se sitúa el nacimiento de este río, primero burgales y luego palentino, ha sido preparada para que al que quiera gozar de las inmediaciones no le falte de nada. Está dotada de barbacoas, mesas y bancos en los que acomodarse para hacer un picnic de sobresaliente.
8. Cañón del Río Lobos
Foto: Turismo de Castilla y León
Otro espacio natural protegido, cuya custodia es compartida con la vecina provincia de Soria. Al abrigo del municipio de Hontoria del Pinar, este parque natural transcurre por el curso fluvial del río que le da nombre. Algunos de sus senderos están rematados por paredones calizos en los que los buitres hacen sus nidos. Una de sus señas de identidad es un puente romano bien conservado.
La casa del parque constituye un excelente método de introducción para los turistas primerizos. Además de una primera toma de contacto con sus ecosistemas a través de didácticos contenidos visuales e interactivos, el edificio alberga una micoteca que cuenta con una de las colecciones más impresionantes de España, así como una balsa donde se hacen prácticas de pesca.
9. Desfiladero de La Yecla
Foto: sierradelademanda.com
Una pasarela colgante metálica de 600 m permite curiosear en las entrañas de este angosto cañón en las Peñas de Cervera. Este desfiladero es el resultado de la erosión del agua, que ha horadado una garganta con paredes calizas de hasta 100 m de altura y zonas estrechas que rondan los 2 m de ancho. A lo largo del recorrido, se observan numerosas formaciones como cascadas, pozas, sumideros y rápidos.
El buitre leonado es un noble habitante de la zona y no es difícil verle volar por aquí. También hay bosques de sabinas milenarias en las proximidades. Para hacer redonda la visita, nada mejor que acercase al cercano Monasterio de Silos, a tiro de piedra del desfiladero. Su célebre claustro, a caballo entre los siglos XI y XII, es un tesoro del románico. Asistir a un oficio para escuchar a los monjes orar entonando cantos gregorianos es toda una experiencia.
10. Sendero Minero
Foto: ayuntamientosanadriandejuarros.es
San Adrián de Juarros tiene a sus espaldas una dilatada tradición minera que arranca en 1841 para finalizar en los años 70 del siglo pasado. La explotación del carbón desató un efecto llamada, favoreciendo el traslado de familias del sur y del norte del país para adoptar este sacrificado modo de vida. Para viajar en el tiempo y escuchar el eco de los picos trabajando el mineral, hay que empezar por el centro de recepción de visitantes.
El sendero comienza tras el visionado de un audiovisual que repasa la historia minera de la zona. Siguiendo las señalizaciones es complicado perderse. Más allá de la variedad botánica que se encuentra durante el paseo, el plato fuerte es la visita a las antiguas minas. Ataviados con casco y linterna se puede acceder a las bocas de dos minas. El resto, están cerradas. También vale la pena descubrir los nueve pozos del recorrido y la calera.
Alicia Aragón
ABC VIAJAR 15/01/20015